martes, 14 de noviembre de 2017

Decimoctavo día de clase.




En la clase de hoy, nuestro profesor nos ha hablado de la conferencia que estaba dando Teresa Punta, una profesora argentina que presentaba su libro, Señales de vida, y nos ha ofrecido la posibilidad de asistir a ella en lugar de ver la exposición que estaba programada para hoy, ya que le comentaron que era muy interesante.

Al permitirnos ir, he podido disfrutar de dicha conferencia, en la cual, Teresa ha comentado varios detalles de su vida profesional y personal.
 Ha dado su opinión sobre que no se debería realizar un currículum para encontrar trabajo tal y como se hace hoy en día, es decir, poniendo los estudios que se tienen, el nivel de idiomas, etc, sino que deberíamos poner qué sabemos hacer, qué somos...
Para que entendiésemos mejor a que se refería, ha propuesto un juego que ha consistido en preguntarnos qué tres cosas pondríamos en nuestro currículum para que fuesen más verdadero, y ha puesto como ejemplo su caso diciendo que es más mamá, cocinera y tejedora que maestra.
Ha comentado que se alegra de ver que en España hay más maestros que en Argentina, que su vida consistía en parir y criar a sus hijos (para la edad de 30 años ya tenía 6, ya que los tuvo en un periodo de 9 años), con los cuales, y con los amigos de éstos, realizaba talleres infantiles en su casa, que consistían en tratar la perspectiva de género, hacían costura, cocinaban...

También comentó que tiene una nieta de 4 años  llamada Allegra, que nació el día en que ella cumplía 50. Contó que cuando ésta tenía 2 años le dijo "mamuita", y Teresa y su hija (la madre de Allegra que es pedagoga) pensaban que no había que verlo como una sentencia, es decir, que no estaba mal dicha, sino que podía construirse con su vínculo con Allegra. Esa palabra significaba "vamos a la calesita" (tiovivo), ya que después de haber ido muchas veces antes, un rito entre abuela y nieta, cantando y charlando, se convirtió en la expresión de una experiencia vivida, y solo se comprende habiéndola experimentado.
 Opina que ésto deberíamos aplicarlo a la escuela, ya que "nunca es lo que es cuando nosotros transitamos la experiencia, surgen por tanteo, por ensayo y error".

Después han elegido un fragmento de su libro, que está constituido por relatos vividos por ella, y que, según dijo, todavía no está disponible en España, y lo han leído en voz alta.
Teresa ha contado la historia de Celeste (Cielo en el libro), que tenía accesos de furia en la escuela, mordía, pegaba puñetazos a los cristales, que luego se dormía cuando se tranquilizaba, la dejaban en un colchón 2 horas y luego podía hablar sobre lo que había pasado con una profundidad que no muchos adultos podrían.
La madre de Celeste les contó que no tenían casa ni donde vivir, y dormían en una taller mecánico, hacia mucho frío, no tenían electricidad ni donde ducharse, por lo que pensaron que sus ataques tenían lógica social.
Teresa ha dicho que con las letras de la palabra escuela se puede escribir secuela y se cuela, por lo que se podía convertir en una secuela para Celeste, o, por el contrario, si se colase en su saber, podría convertirse en un lugar interesante para ella.
La ayudaron los 6 años de su escolarización (ella tenía 6 cuando le daban los ataques), ya que veían más la escuela como un útero que como un cerebro, un modo de desplegar el ser, por lo que si no contrapesaban el dolor en el pequeño cuerpo de Celeste, no podrían enseñarle los saberes del currículum, las matemáticas, a escribir...

Tras la historia de Celeste, han permitido al público realizar preguntas. Por ejemplo, una chica ha preguntado sobre cómo es o debería ser la acogida del centro, a lo que Teresa ha respondido que  les gustaba pensar en la escuela como un territorio. La diferencia entre eso y un edificio era que un territorio es de encuentro, de aprendizaje de los vínculos y las formas de ensamble antes que de los contenidos preestablecidos. Uno empieza a pensar cuando la cosa no es como sabe (uno piensa cuando el saber fracasa), siempre hay alguien que piensa en una línea próxima a nosotros.
A otra pregunta, Teresa ha respondido que no pensaban que estaban ayudando a Celeste, sino trabajando con ella, ya que ella les daba acceso a una nueva área de pensamiento, y veía la escuela como una parte de su vida como tenía que ser.

Más tarde, Teresa ha contado otra situación. Ha dicho que cuando empieza la escuela se iza la bandera y al acabar la bajan, el reglamento dice que cuando hace mucho frío fuera, la bandera de fuera (que la suelen izar los niños más inteligentes, los que mejor se portan...) la iza el portero. En dicho reglamento pone portero, no adulto, por lo que hace una  distinción de clases. Un día, la hija del portero le dijo que iban que hacer que pasase frío solo por ser el portero, de modo que, sin querer, hicieron diferencia de clases delante de los niños y niñas.
Para resolver este problema, empezaron a pensar qué podían hacer para izar la bandera, si alternar entre adultos o qué, y a Teresa se le ocurrió que pensaran todos mentalmente que la bandera estaba izada. Les dijo a los alumnos y alumnas que ella sabía que ellos practicarían para hacerlo, y que si la supervisora no la veía izada significaba que tenía un problema con su percepción. De manera que ponían la música en clase y la izaban mentalmente, cerraban los ojos y se iban imaginando cómo subía mientras se imaginaban lo que les decía Teresa (que los ponía en situación hablando), y al final se transformó en un juego, y hasta los porteros acabaron haciéndolo también.
Con esto, Teresa intentaba que se saliesen de esas reglas "acartonadas", para que no haya esa distinción de clases. 450 niños y niñas, tenían que cerrar los ojos e intentarlo al menos, y veía que, aunque fuese poco, ya se estaban empezando a salir del molde.
Al principio lo hizo como un juego y una salida poética a la cuña, pero acabó siendo un aprendizaje que querían trabajar con los niños. A partir de eso pudieron trabajar otros conceptos que también tenían que ver con la imaginación.

Para finalizar, dio su opinión sobre qué pensaban ellos en la escuela, la más controvertida, de la promoción de los alumnos o repetir curso, a lo que en Guatemala le dicen "quemarlos", lo cual no tiene ningún asidero científico, no hay nada que repetir, el tránsito es uno y siempre de menor a mayor. En su escuela decidieron que los alumnos no repitiesen, y no era una decisión tomada al azar, sino que fue muy pensada y lo hicieron creyendo que sería lo mejor.


Esta conferencia me ha resultado muy interesante, ya que Teresa se ha centrado mucho en la inclusión en la escuela, lo cual me parece que es muy importante, además de hablar sobre su vida como docente y como madre y abuela. Una de las frases que ha dicho que más me ha gustado ha sido "los maestros tenemos que inventar formas, escribir nos ayuda a entender, nos pone en situación de aprender" y que "el tránsito entre pensar algo y decirlo lo tenemos que atravesar los maestros para escribir". También me ha gustado mucho su opinión y la de su hija sobre la expresión que decía Allegra, ya que no lo veían como un error, y pienso que eso está muy bien, sobre todo a la hora de apoyar y comprender a los niños y niñas. Además, me ha agradado especialmente su reflexión de las palabras que se pueden formar con la palabra "escuela"

Finalizo esta entrada añadiendo un enlace sobre el libro de Teresa, que también incluye un poco de su biografía:
http://www.tematika.com/libros/humanidades--2/educacion--3/educacion_inicial--8/senales_de_vida--573299.htm

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